A través del objeto de toda ciencia, ya sea natural o psicológica, que es la coordinación de nuestras experiencias para formar un sistema lógico, los inicios de la mecánica clásica en- contraron inspiración en aquel propuesto por Euclides en el si- glo III BC. Puesto que la geometría se gloria de que de tan pocos principios y postulados es capaz de llegar a relaciones mucho más grandes entre sus elementos, ha de saberse que ésta disciplina no enseña ni propone el acto de trazar las líneas rectas y curvas de las que se ocupa, pues de este problema es encargado el movimiento de los cuerpos. Movimientos que, impulsados por fuerzas, fueron estudia- dos por los geómetras griegos inspirados en aquellas aprovecha- das en las artes manuales. Sin embargo, con la publicación del libro Philosophiæ Naturalis Principia Mathematica en 1687 de la mano de Isaac Newton, el planteamiento general del estudio del movimiento de los cuerpos tomó en consideración aquellas fuerzas naturales que los antiguos relegaron a un estudio cualita- tivo, dígase la gravedad, elasticidad, o resistencias de los fluidos. Fuerzas y fenómenos que en la época caen en el campo de estudio de la llamada filosofía natural.